· Crítica al Capitalismo
· Crítica al Comunismo y al Socialismo
· Crítica a la Democracia
· La solución en un Nuevo Sistema alternativo
Desde aquellas épocas de antaño, anteriores a nuestra era, en las que predominaba el sistema de trueque, y pasando por otras variantes de intercambio en el proceso de mercantilización, el capitalismo del siglo XVIII se alza definitivamente sobre el cadáver de la “economía feudal” (que rigió hasta el siglo XV), con la dirección ideológica de uno de sus más grandes exponentes, Adam Smith (1723-1790), quien proclamaba que éste es el medio más adecuado para posibilitar la Revolución Industrial a nivel nacional, y más tarde a nivel internacional para llegar al mercado globalizado de la actualidad. Su visión enmarcada en la “economía clásica” de la especialización del trabajo y del libre mercado (contemporánea de la “economía fisiocrática”), fue el motor que puso en marcha el crecimiento de la sociedad moderna.
Es evidente que sin esta nueva composición económica, la humanidad no se hubiera desarrollado de la forma que lo hizo, y en el caso de haber persistido en el modelo anterior o se hubiera podido sostener este crecimiento. Sin embargo, esta ciencia económica dista de la filosofía moral y la ética elevada que los primeros visionarios le imprimieron; llegando a ser, además del símbolo principal del progreso, una forma indirecta de exterminio masivo silencioso para todos aquellos que no pudieron insertarse y adaptarse a este nuevo movimiento, por el sólo hecho de no haber sido parte del destino evolutivo económico de la civilización. Semejante a una tétrica «selección natural», capaz de aniquilar millones de seres sin el recurso de un solo disparo o de una guerra, sin la abominación de genocidios y holocaustos, ni necesidad de propagación de pestes transportadas con la misma colonización imperialista, aunque, obviamente, todo esto se sumó para acelerar la extinción de toda otra forma de interdependencia humana e interrelación de los dones y capacidades innatas en cada ser humano.
Antes de entrar en ciertas apreciaciones personales sobre estas tres palabras (humanizada, humanista y humanitaria), que combinadas pueden dar la visión de un mundo muy extraño al conocido en este siglo XXI, es necesario aclarar, para no generar suspicacias en cuanto a mi posición, que he nacido en un país democrático, que vivo en una democracia y que el sistema que me sustenta es capitalista. A su vez, debo reconocer que este sistema capitalista ha dado buenos resultados tanto a los miembros de mi familia como a mí, y por ello, he transmitido estos mismos valores a mi hijo desde muy corta edad, habiéndole proveído permanentemente pequeños montos de dinero y estimulándolo a administrar él mismo sus ahorros para poder adquirir los objetos que mas apreciaba tener; porque tengo bien sabido que el gusto por decidir uno mismo y honradamente la economía de su propia existencia social, ayuda a desarrollar responsabilidad mientras que afirma la personalidad mediante la seguridad en sí mismo, en la propia capacidad, que al final termina alimentando la autoestima.
Estoy convencido que la habilidad para procurarse decentemente un bienestar económico es un asunto de gran envergadura en lo que atañe al crecimiento y evolución de la persona y de la civilización en su conjunto. Sin embargo, cuando la triste realidad se impone y llama a nuestra puerta, toda prosperidad individual se ve opacada, y entonces, en la justicia de concluir un dictamen veraz y fehaciente, debo decir que el sistema en el cual me sostengo se revela abrumadoramente ineficiente.
Fue cuando, sin descuidar mi vida de “mediana clase media”, comencé a tratar de ver la raíz del problema imperante intentando de encausar una ayuda solidaria para no sentirme mal por la sensación de disfrutar la vida y ser feliz. Y fue entonces que descubrí la insensibilidad de nuestro sistema, que a su vez, es causante de mayor insensibilidad en las personas que lo tutelan, ocasionando un efecto de reciprocidad deterioradora que desgasta los valores humanos y la conciencia humanista, incidiendo negativamente en la reducción de los actos humanitarios.
De este modo, sentí profunda perturbación al entender la razón de los motivos que quizá originaron estas fallas, estas fisuras cada vez más hondas, estas brechas cada vez más insondables que se suscitan entre los poderes de esta economía y quienes se han beneficiado de la misma, y, al concluir que vano era mi intento de que todos los padres del mundo pudieran hacer lo mismo que yo hacía con mi hijo. Pero incluso esta posibilidad de educar humilde y sencillamente en las virtudes capitalistas es un desmesurado exceso, comparado con las millones de personas alrededor del planeta que subsisten con menos de un dólar diario, con los cientos de miles de niños que no llegan a la adolescencia al morir prematuramente por desnutrición e inanición, con las millones de familias en el mundo entero que viven sin un techo, abandonados por el sistema, al margen de toda inclusión, y excluidos incluso del derecho a sus propias vidas.
Entonces me pregunté ¿qué estaba pasando aquí? ¿cómo es que la humanidad puede ser promotora o permisiva de que se inviertan miles de millones en tecnología armamentista de la cuál, una gran parte de ella termina desguazándose para dar lugar a una nueva generación de armas más sofisticadas (por lo que afortunadamente no terminan todas usándose en algún conflicto), pero que igualmente el descomunal gasto representa el alimento de toda la población mundial empobrecida por el término de varios años. Y este mero ejemplo no es la única consecuencia del desvío económico y derivación de la riqueza global, sino que la lista es más extensa y mucho más depresiva todavía.
Es a partir de esto cuando opté por brindar mi corazón a la causa de los indefensos, de los desposeídos, de los explotados, de los perdedores. Sí, de los perdedores, pero sin renunciar a las herramientas que me brindó el sistema para poder medianamente igualarme en esta lucha. Pero, que quede bien en claro, que no me he pasado de “bando” como suelen menoscabar y tildar tendenciosamente los politiqueros a todos aquellos que se han rebelado contra el sistema; y lo importante en cuanto a lo que voy a comentar a continuación, es justamente esto, que lo digo desde esta perspectiva, o sea, desde este “bando” (no desde la vereda de enfrente), pero totalmente convencido de entregar mi vida por el otro, desde aquí mismo, desde las propias entrañas del sistema.
Realmente, no sería ningún problema si todo se redujera a “dos bandos”, pero el inconveniente emergente del desequilibrio económico mundial es mucho más grave y tiene multiplicadas aristas, abarcando numerosas capas de las sociedades organizadas a nivel multinacional, poderes, políticas, creencias y sistemas diferentes, contra las que ni Gandhi, ni la Madre Teresa, ni Nelson Mandela, ni Mao, ni Martín Luter King, ni Ho Chi Minh, ni el Che, entre cientos de miles activistas y revolucionarios más por el bien social, pudieron hacer algo para revertir el caos que se refleja en la actualidad; aunque bien, ellos representan y seguirán simbolizando las fuerzas y el espíritu indoblegable de las muchas generaciones que alzan sus reclamos y repudio contra la injusticia y la desigualdad, la discriminación y la explotación; porque no se trata de que alguien en particular salve a la humanidad, sino de que la humanidad aprenda a salvarse a sí misma.
4 comentarios:
“Oíd mortales el grito sagrado: Libertad... Libertad... Libertad”
"La Libertad es algo que sólo podrán conseguir los pueblos del mundo
con la Unidad de su hermandad"
Aon
La Revolución Pedagógica basada en los principios de un nuevo paradigma educativo, de reaprendizaje de los valores esenciales milenarios para su puesta en práctica en la vida cotidiana, se inicia a partir de los artistas y de su arte, de los músicos y cantantes, de los poetas y escritores, de las actrices y actores, de los bailarines, pintores y escultores y de todo aquel que haga de sus inspiraciones formas creativas para deleitarse y para elevar el estado de conciencia.
En esta Revolución Pedagógica le siguen de muy cerca los maestros y profesores, los pedagogos y pensadores que aspiren a una humanidad más sensible. Claro que es muy importante en este plan de nueva educación la incorporación de los progenitores para transmitir a los hijos el camino de libertad desde la niñez, y, demás está decir, que en esta revolución pedagógica también han de participar todos los cultores de caminos para el mejoramiento de la calidad humana, ya sean humanistas, místicos, defensores del medio ambiente, grupos de autoayuda, movimientos de acción grupal por la defensa de la vida, de la dignidad y de los derechos de cada ser humano, y principalmente, la participación de cada individuo.
1º - La Unidad entre los pueblos es un Poder inquebrantable que no puede ser sometido.
2º - La dignidad y justicia de vida se consigue entre todos sin excluir ni discriminar a nadie.
3º - Todo bien que resulte para el conjunto beneficia a cada uno.
4º - La sensibilidad humanitaria enaltece al individuo y al género humano.
5º - El respeto hacia la vida y hacia todos los seres vivos es la única herencia que posibilitará la perpetuidad de la humanidad.
El Valor del arte en la reconstrucción de una Nueva Educación:
Si todas las personas fueran artistas en algunos de las artes de la vida, seguro no existirían las guerras ni el destino de las riquezas sería la tecnología armamentista.
Los músicos y cantantes jamás iniciarían una guerra por el petróleo, por tierras o por cuestiones de fe como los infrahumanos del “eje del bien” suelen hacerlo o el fundamentalismo religioso. Los bailarines, los actores, los pintores jamás estarían interesados en la esclavitud de los seres humanos de la manera que entusiasma al poder económico globalizado.
Los que causan daño a las personas humildes están verdaderamente enfermos y desequilibrados psíquicamente a causa de su desquiciada ambición materialista, y se retroalimentan merced a un sistema acuñado por ellos mismos, el cual sufre de enorme deficiencia humanitaria.
Por eso, el punto sería que los primeros siete años de la escuela primaria fueran dedicados exclusivamente a educar artistas y admiradores de la vida en todas sus virtuosas expresiones, artistas de todas las artes conocidas y artistas de otras artes que surgirían del mucho tiempo que habría disponible para soñar y plasmar nuevas rutas de expresión. Porque de nada sirve las matemáticas, la física y esas otras materias cuando la humanidad ha perdido el sentido básico de amor hacia los demás y respeto por toda criatura viviente.
Incluso el arte sanaría a todas esas personas culturalmente enfermas, tendientes a la corrupción y explotación de sus hermanos. Pues el arte salvará a la humanidad como ningún Dios ha logrado hacerlo hasta ahora. Por eso el Arte es una de las materias principales de la Nueva Educación y de la Revolución Pedagógica por la Unidad de los pueblos.
La responsabilidad de los pueblos ante sus propias miserias:
Los pueblos no son simples víctimas de su historia sino también los artífices.
Los pueblos no son mártires de las políticas que los sojuzgan sino también los promotores.
La misma gente se encarga de idealizar en un cierto momento y demonizar en otro, según el giro de las comunicaciones masivas que alimentan las creencias colectivas.
De hecho, todos los gobiernos están constituidos por personas que surgen del mismo pueblo, de sus calles, de sus escuelas y universidades. Por eso se dice que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. De este modo, la corrupción del Estado no es más que el reflejo de la corrupción inserta en la misma conducta del pueblo.
Los empresarios abusadores, los militares tiranos, los sacerdotes pervertidos, fueron antes gente común mezcladas en el pueblo, donde encontraron las aprobaciones de sus desviaciones, quizás, confundidos entre los mismos necios que andan por la vida atropellando al prójimo sin respetar las normas generales; buscando pleitos en los eventos sociales y armando caos en cada suceso, ya sea deportivo o artístico; conduciendo automóviles imprudentemente; estafando vilmente incluso a sus conocidos por un lastimero beneficio económico; diciendo estupideces en los medios de difusión masiva, idiotizando así por contagio psicológico a millones de televidentes u oyentes, desmoronando la cultura de nuestros antepasados; comportándose en sociedad como pequeños déspotas y autoritarios, acérrimos egoístas sin el más mínimo interés por los demás y despreciadores de la naturaleza y la vida en su conjunto.
¡Oh, sí, sin duda alguna, que la corrupción del Estado no es otra, que la corrupción del pueblo!
¡Vamos con la Revolución Pedagógica por una Nueva Educación!
Más humana, más sensible, más soñadora...
De lo contrario, para desmejorar nuestra condición como seres pensantes, no hace falta líderes corruptos, ya que nosotros mismos quebrantamos nuestra dignidad.
Afirmar que la culpa de nuestras miserias es del sistema, no es del todo verdad.
Y si no se asume la propia responsabilidad y cada individuo no hace nada por cambiar su conducta, el mundo será el reinado de la necedad.
Es muy difícil el diálogo y la intención humanista cuando los intereses están puestos en la evasión de la realidad efímera y fugaz que nos toca como mortales, sobre todo cuando ha vencido la frivolidad y la suficiencia del confort de unos pocos poderosos y de otros mediocres clasesmedias al costo de la miseria de muchos.
Nadie quiere escuchar de aquellos que no tienen agua potable, de quienes no tienen techo o un plato de comida, de esos niños que andan descalzos en invierno y sueñan con un día de alegría.
No, si total se van a morir... ¿para qué pensar en ellos? ¡Hagamos como si no sucediera nada! como si directamente ahora no existieran estas gentes, y sigamos con la farra, no sea cosa que se nos arruine el fin de semana.
¡Qué difícil es abrir el corazón y mirarse a los ojos sinceramente desde la profundidad del alma, para que no pase inadvertida nuestra condición natural de hermandad!
Para poder lograrlo alguna vez, tendremos que negarnos a nuestra propia egolatría. Causa de toda mezquindad y pedantería, conducente al insensible enfrentamiento.
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