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Los Tres Principios Medulares de la Revolución Pedagógica:

1º) Reconocer el insoportable sufrimiento de millones de seres humanos”, sabiendo que puede ser revertido con mínimas decisiones políticas a nivel mundial. Tan solo, entre muchas implementaciones posibles, con la determinación de no destinar más riquezas al monopolio armamentístico y reduciendo el nivel de corrupción, se terminaría con esta agonía desesperante de los excluidos del sistema.


2º) Reconocer la inexorable destrucción de los recursos naturales”, sabiendo que con regular la ambición desenfrenada de los poderes multinacionales por enriquecerse a costa de explotar indiscriminadamente la materia prima a disposición, y que, redistribuyendo sensiblemente la capacidad comercial de manera igualitaria entre todos los productores, mediante un plan humanizado que reponga, compense o suplante los bienes extraídos a la tierra, se devolvería el equilibrio al ecosistema y la salud al planeta.


3º) Reconocer la falta de valores y el deterioro ético del presente”, sabiendo que con una educación humanizada impartida desde todos los sectores sociales, establecimientos educacionales, medios de comunicación y difusión, organismos benefactores, desde el estado mismo y desde el grupo familiar, es posible reconstruir una nueva humanidad, más sensible, más amorosa, más creativa y más honrada de la conciencia que la distingue. Comenzando por el placer del respeto, el encanto de la solidaridad, y la satisfacción del servicio desinteresado a la sociedad.

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El soldado Aon busca a los Comandantes de la Nueva Revolución

¿Dónde estáis, Activistas de la nueva Rebelión Pedagógica?


Políticos y apolíticos, politiqueros, capitalistas y comunistas, socialistas; de derecha, de centro e izquierda, pensadores, filósofos y artistas; creyentes y no creyentes, ateos, soñadores y utopistas.

Todos habéis sido llamados a participar de la Revolución Pedagógica por una Nueva Educación Humanizada.


Único requisito:

“Hacer honor a la propia humanidad y a los valores que destila el corazón”.


Sois todos bienvenidos, sabios e idealistas, críticos y humoristas, poetas y guerreros, santos y pecadores, todos aquellos que tenéis algo que decir y los que no tenéis nada para decir también.


¡Oíd el llamado de este soldado raso del pueblo humilde que os ha invitado para el repudio de toda insensibilidad!


En las filas de estas huestes no se diferencia sexo ni edad, ni color, cultura o clase social, no se distinguen religiones, países o idiomas, ni se discriminan pensamientos ni ideas disímiles para el enriquecimiento de la hermandad planetaria.


Se buscan Comandantes que no teman a los coartadores de la creatividad y belleza artística de todas las capacidades por simples que fueran, como expresión sublime de la bondad intrínseca ahíta en la Verdadera Naturaleza Humana.


Símbolo de la Paz

Símbolo de la Paz
Gerald Holtom (desarme nuclear) 1958

a la memoria de:

Rachel Corrie -

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. *▲º . @on

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Democracia Capitalista Humanizada (Humanista y Humanitaria)


· Crítica al Capitalismo

· Crítica al Comunismo y al Socialismo

· Crítica a la Democracia

· La solución en un Nuevo Sistema alternativo

Desde aquellas épocas de antaño, anteriores a nuestra era, en las que predominaba el sistema de trueque, y pasando por otras variantes de intercambio en el proceso de mercantilización, el capitalismo del siglo XVIII se alza definitivamente sobre el cadáver de la “economía feudal” (que rigió hasta el siglo XV), con la dirección ideológica de uno de sus más grandes exponentes, Adam Smith (1723-1790), quien proclamaba que éste es el medio más adecuado para posibilitar la Revolución Industrial a nivel nacional, y más tarde a nivel internacional para llegar al mercado globalizado de la actualidad. Su visión enmarcada en la “economía clásica” de la especialización del trabajo y del libre mercado (contemporánea de la “economía fisiocrática”), fue el motor que puso en marcha el crecimiento de la sociedad moderna.

Es evidente que sin esta nueva composición económica, la humanidad no se hubiera desarrollado de la forma que lo hizo, y en el caso de haber persistido en el modelo anterior o se hubiera podido sostener este crecimiento. Sin embargo, esta ciencia económica dista de la filosofía moral y la ética elevada que los primeros visionarios le imprimieron; llegando a ser, además del símbolo principal del progreso, una forma indirecta de exterminio masivo silencioso para todos aquellos que no pudieron insertarse y adaptarse a este nuevo movimiento, por el sólo hecho de no haber sido parte del destino evolutivo económico de la civilización. Semejante a una tétrica «selección natural», capaz de aniquilar millones de seres sin el recurso de un solo disparo o de una guerra, sin la abominación de genocidios y holocaustos, ni necesidad de propagación de pestes transportadas con la misma colonización imperialista, aunque, obviamente, todo esto se sumó para acelerar la extinción de toda otra forma de interdependencia humana e interrelación de los dones y capacidades innatas en cada ser humano.

Antes de entrar en ciertas apreciaciones personales sobre estas tres palabras (humanizada, humanista y humanitaria), que combinadas pueden dar la visión de un mundo muy extraño al conocido en este siglo XXI, es necesario aclarar, para no generar suspicacias en cuanto a mi posición, que he nacido en un país democrático, que vivo en una democracia y que el sistema que me sustenta es capitalista. A su vez, debo reconocer que este sistema capitalista ha dado buenos resultados tanto a los miembros de mi familia como a mí, y por ello, he transmitido estos mismos valores a mi hijo desde muy corta edad, habiéndole proveído permanentemente pequeños montos de dinero y estimulándolo a administrar él mismo sus ahorros para poder adquirir los objetos que mas apreciaba tener; porque tengo bien sabido que el gusto por decidir uno mismo y honradamente la economía de su propia existencia social, ayuda a desarrollar responsabilidad mientras que afirma la personalidad mediante la seguridad en sí mismo, en la propia capacidad, que al final termina alimentando la autoestima.

Estoy convencido que la habilidad para procurarse decentemente un bienestar económico es un asunto de gran envergadura en lo que atañe al crecimiento y evolución de la persona y de la civilización en su conjunto. Sin embargo, cuando la triste realidad se impone y llama a nuestra puerta, toda prosperidad individual se ve opacada, y entonces, en la justicia de concluir un dictamen veraz y fehaciente, debo decir que el sistema en el cual me sostengo se revela abrumadoramente ineficiente.

Fue cuando, sin descuidar mi vida de “mediana clase media”, comencé a tratar de ver la raíz del problema imperante intentando de encausar una ayuda solidaria para no sentirme mal por la sensación de disfrutar la vida y ser feliz. Y fue entonces que descubrí la insensibilidad de nuestro sistema, que a su vez, es causante de mayor insensibilidad en las personas que lo tutelan, ocasionando un efecto de reciprocidad deterioradora que desgasta los valores humanos y la conciencia humanista, incidiendo negativamente en la reducción de los actos humanitarios.

De este modo, sentí profunda perturbación al entender la razón de los motivos que quizá originaron estas fallas, estas fisuras cada vez más hondas, estas brechas cada vez más insondables que se suscitan entre los poderes de esta economía y quienes se han beneficiado de la misma, y, al concluir que vano era mi intento de que todos los padres del mundo pudieran hacer lo mismo que yo hacía con mi hijo. Pero incluso esta posibilidad de educar humilde y sencillamente en las virtudes capitalistas es un desmesurado exceso, comparado con las millones de personas alrededor del planeta que subsisten con menos de un dólar diario, con los cientos de miles de niños que no llegan a la adolescencia al morir prematuramente por desnutrición e inanición, con las millones de familias en el mundo entero que viven sin un techo, abandonados por el sistema, al margen de toda inclusión, y excluidos incluso del derecho a sus propias vidas.

Entonces me pregunté ¿qué estaba pasando aquí? ¿cómo es que la humanidad puede ser promotora o permisiva de que se inviertan miles de millones en tecnología armamentista de la cuál, una gran parte de ella termina desguazándose para dar lugar a una nueva generación de armas más sofisticadas (por lo que afortunadamente no terminan todas usándose en algún conflicto), pero que igualmente el descomunal gasto representa el alimento de toda la población mundial empobrecida por el término de varios años. Y este mero ejemplo no es la única consecuencia del desvío económico y derivación de la riqueza global, sino que la lista es más extensa y mucho más depresiva todavía.

Es a partir de esto cuando opté por brindar mi corazón a la causa de los indefensos, de los desposeídos, de los explotados, de los perdedores. Sí, de los perdedores, pero sin renunciar a las herramientas que me brindó el sistema para poder medianamente igualarme en esta lucha. Pero, que quede bien en claro, que no me he pasado de “bando” como suelen menoscabar y tildar tendenciosamente los politiqueros a todos aquellos que se han rebelado contra el sistema; y lo importante en cuanto a lo que voy a comentar a continuación, es justamente esto, que lo digo desde esta perspectiva, o sea, desde este “bando” (no desde la vereda de enfrente), pero totalmente convencido de entregar mi vida por el otro, desde aquí mismo, desde las propias entrañas del sistema.

Realmente, no sería ningún problema si todo se redujera a “dos bandos”, pero el inconveniente emergente del desequilibrio económico mundial es mucho más grave y tiene multiplicadas aristas, abarcando numerosas capas de las sociedades organizadas a nivel multinacional, poderes, políticas, creencias y sistemas diferentes, contra las que ni Gandhi, ni la Madre Teresa, ni Nelson Mandela, ni Mao, ni Martín Luter King, ni Ho Chi Minh, ni el Che, entre cientos de miles activistas y revolucionarios más por el bien social, pudieron hacer algo para revertir el caos que se refleja en la actualidad; aunque bien, ellos representan y seguirán simbolizando las fuerzas y el espíritu indoblegable de las muchas generaciones que alzan sus reclamos y repudio contra la injusticia y la desigualdad, la discriminación y la explotación; porque no se trata de que alguien en particular salve a la humanidad, sino de que la humanidad aprenda a salvarse a sí misma.

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La Política de la Revolución Pedagógica de una Nueva Educación Humanizada, Humanista y Humanitaria puede encuadrarse dentro de la teoría:
Neo-socialismo filoecoambientalista

Cuyos siete principios más destacados son:

· Establecer y proveer una asistencia Médica y Educativa R.P., libre y gratuita para toda la población.

· Patrocinar la integración laboral popular en todos los estratos sociales y erradicar la mano de obra desocupada.

· Nacionalizar todos los productos y establecer una economía interna autosustentable independiente del mercado globalizado.

· Reducir la diferencia entre las clases media y alta en un contexto de heterodoxia social, y elevar la calidad de la clase baja para que no hayan más indigentes ni pobres en la sociedad, hasta suprimir la clase baja.

· Conservar el medio ambiente, preservar las fuentes renovables y promover cuidados intensivos de la fauna y flora por el bien de las generaciones futuras.

· Revalorización permanente de todas las culturas, credos y artes mundiales, en el marco del libre consenso popular, librepensamiento y gozo inalienable de los derechos humanos.

· Desarme armamentístico y abolición de todo conflicto bélico, desarme de la población, y reeducación de los alteradores del orden público.

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martes, 15 de abril de 2008

La Revolución Pedagógica por una Nueva Educación Humanizada:

Los seres humanos estamos en una situación en la que no podemos esperar más.

El inmenso dolor de millones de personas por todo el mundo está reclamando justicia y un poco de bondad a la humanidad e inteligencia si es que existe como cualidades del Hombre. La tierra reclama asistencia inmediata antes de que el deterioro de los recursos naturales sea irreversible, aunque ya el costo de las consecuencias es muy elevado. Y si la humanidad no ha conseguido hasta ahora compartir sus bienes con el mundo entero y si las políticas no han llegado a beneficiar a todos por igual, mucho menos podrá lograrlo con la decadencia de los valores y el derrumbe de la naturaleza.

Así que, este momento es extremadamente crítico, y no por evitar el pesimismo que se trasluce al describir la realidad hemos de caer en un optimismo idílico que nos conducirá pasivamente a la autodestrucción colectiva.

La humanidad ya ha intentado todas formas de sistemas políticos y en este siglo XXI ya hemos entrado en la cuenta regresiva. Hemos intentado con muchísimas religiones y ya entramos en el retroceso de los logros alcanzados

Desandar el camino recorrido ya no lo logrará ninguna política ni ninguna religión, sino la decisión inquebrantable de un pueblo unido. Un pueblo unido tiene una inmensa fuerza que ningún otro poder organizado puede igualar, ni político ni religioso ni militar; pero para ello ha de unirse el pueblo firmemente entre sí y unirse con otros pueblos hasta consolidar la gran unidad de todos los pueblos del mundo a favor de la vida y de una civilización humanizada.

Tal vez este emprendimiento se vea como un sueño utópico, pero no es otra cosa que lo que demanda la realidad de los hechos, la cual nos está exhortando a ello, y si no se hace nada al respecto, cuanto antes, todos sucumbiremos, inexorablemente.

Cuando el agua potable comience a faltar, cuando el alimento comience a escasear, cuando la naturaleza comience a golpear descontroladamente con todas sus fuerzas, cuando las economías comiencen a desmoronarse, cuando las enfermedades por los nuevos virus y los ya “superados” comiencen a desparramarse sin freno, cuando las víctimas de los grandes poderes sometidas y destrozadas durante siglos comiencen a vengarse con la misma tecnología de última generación de las sociedades enriquecidas a costa de su martirio, cuando nada de lo que hoy creemos eterno se podrá sostener.

Y éstas no son profecías sino cálculos lógicos que se desprenden de los análisis efectuados seriamente por estudiosos y pensadores del último siglo.

Si la humanidad no comienza ya mismo a practicar el respeto por la vida, amando a todos los seres humanos por igual, sin distinción de raza, pensamiento, edad o sexo, volviéndose comunitario y solidario, respetuoso de todas las culturas, cuidadoso de la vida en todas sus expresiones, si no se combate la corrupción en todos los órdenes sociales, que permita hacer de la economía un recurso mundial para que todos vivan decentemente, y los países más enriquecidos ofrezcan capitales a los más empobrecidos hasta compensar las necesidades y que todo ser humano viva de manera digna, para que no haya más guerras ni armas ni odios, y si no se consigue que los seres humanos nos demos cuenta de los enormes desequilibrios que se avecinan (más los que se arrastran de otros tiempos) y no se intenta alcanzar la hermandad por el bien común, la autodestrucción de la civilización es inevitable.

Ya no se trata como en otras épocas de ver cuál es la política que se impone en el mundo o cuál religión gana más prosélitos, ahora se trata de supervivencia, y para ellos se requiere Humanidad, Humanismo y Humanitarismo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

“Oíd mortales el grito sagrado: Libertad... Libertad... Libertad”

"La Libertad es algo que sólo podrán conseguir los pueblos del mundo
con la Unidad de su hermandad"
Aon

La Revolución Pedagógica basada en los principios de un nuevo paradigma educativo, de reaprendizaje de los valores esenciales milenarios para su puesta en práctica en la vida cotidiana, se inicia a partir de los artistas y de su arte, de los músicos y cantantes, de los poetas y escritores, de las actrices y actores, de los bailarines, pintores y escultores y de todo aquel que haga de sus inspiraciones formas creativas para deleitarse y para elevar el estado de conciencia.
En esta Revolución Pedagógica le siguen de muy cerca los maestros y profesores, los pedagogos y pensadores que aspiren a una humanidad más sensible. Claro que es muy importante en este plan de nueva educación la incorporación de los progenitores para transmitir a los hijos el camino de libertad desde la niñez, y, demás está decir, que en esta revolución pedagógica también han de participar todos los cultores de caminos para el mejoramiento de la calidad humana, ya sean humanistas, místicos, defensores del medio ambiente, grupos de autoayuda, movimientos de acción grupal por la defensa de la vida, de la dignidad y de los derechos de cada ser humano, y principalmente, la participación de cada individuo.

1º - La Unidad entre los pueblos es un Poder inquebrantable que no puede ser sometido.

2º - La dignidad y justicia de vida se consigue entre todos sin excluir ni discriminar a nadie.

3º - Todo bien que resulte para el conjunto beneficia a cada uno.

4º - La sensibilidad humanitaria enaltece al individuo y al género humano.

5º - El respeto hacia la vida y hacia todos los seres vivos es la única herencia que posibilitará la perpetuidad de la humanidad.

Anónimo dijo...

El Valor del arte en la reconstrucción de una Nueva Educación:

Si todas las personas fueran artistas en algunos de las artes de la vida, seguro no existirían las guerras ni el destino de las riquezas sería la tecnología armamentista.

Los músicos y cantantes jamás iniciarían una guerra por el petróleo, por tierras o por cuestiones de fe como los infrahumanos del “eje del bien” suelen hacerlo o el fundamentalismo religioso. Los bailarines, los actores, los pintores jamás estarían interesados en la esclavitud de los seres humanos de la manera que entusiasma al poder económico globalizado.

Los que causan daño a las personas humildes están verdaderamente enfermos y desequilibrados psíquicamente a causa de su desquiciada ambición materialista, y se retroalimentan merced a un sistema acuñado por ellos mismos, el cual sufre de enorme deficiencia humanitaria.

Por eso, el punto sería que los primeros siete años de la escuela primaria fueran dedicados exclusivamente a educar artistas y admiradores de la vida en todas sus virtuosas expresiones, artistas de todas las artes conocidas y artistas de otras artes que surgirían del mucho tiempo que habría disponible para soñar y plasmar nuevas rutas de expresión. Porque de nada sirve las matemáticas, la física y esas otras materias cuando la humanidad ha perdido el sentido básico de amor hacia los demás y respeto por toda criatura viviente.
Incluso el arte sanaría a todas esas personas culturalmente enfermas, tendientes a la corrupción y explotación de sus hermanos. Pues el arte salvará a la humanidad como ningún Dios ha logrado hacerlo hasta ahora. Por eso el Arte es una de las materias principales de la Nueva Educación y de la Revolución Pedagógica por la Unidad de los pueblos.

Anónimo dijo...

La responsabilidad de los pueblos ante sus propias miserias:

Los pueblos no son simples víctimas de su historia sino también los artífices.
Los pueblos no son mártires de las políticas que los sojuzgan sino también los promotores.
La misma gente se encarga de idealizar en un cierto momento y demonizar en otro, según el giro de las comunicaciones masivas que alimentan las creencias colectivas.
De hecho, todos los gobiernos están constituidos por personas que surgen del mismo pueblo, de sus calles, de sus escuelas y universidades. Por eso se dice que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. De este modo, la corrupción del Estado no es más que el reflejo de la corrupción inserta en la misma conducta del pueblo.
Los empresarios abusadores, los militares tiranos, los sacerdotes pervertidos, fueron antes gente común mezcladas en el pueblo, donde encontraron las aprobaciones de sus desviaciones, quizás, confundidos entre los mismos necios que andan por la vida atropellando al prójimo sin respetar las normas generales; buscando pleitos en los eventos sociales y armando caos en cada suceso, ya sea deportivo o artístico; conduciendo automóviles imprudentemente; estafando vilmente incluso a sus conocidos por un lastimero beneficio económico; diciendo estupideces en los medios de difusión masiva, idiotizando así por contagio psicológico a millones de televidentes u oyentes, desmoronando la cultura de nuestros antepasados; comportándose en sociedad como pequeños déspotas y autoritarios, acérrimos egoístas sin el más mínimo interés por los demás y despreciadores de la naturaleza y la vida en su conjunto.
¡Oh, sí, sin duda alguna, que la corrupción del Estado no es otra, que la corrupción del pueblo!

¡Vamos con la Revolución Pedagógica por una Nueva Educación!
Más humana, más sensible, más soñadora...
De lo contrario, para desmejorar nuestra condición como seres pensantes, no hace falta líderes corruptos, ya que nosotros mismos quebrantamos nuestra dignidad.
Afirmar que la culpa de nuestras miserias es del sistema, no es del todo verdad.
Y si no se asume la propia responsabilidad y cada individuo no hace nada por cambiar su conducta, el mundo será el reinado de la necedad.

Anónimo dijo...

Es muy difícil el diálogo y la intención humanista cuando los intereses están puestos en la evasión de la realidad efímera y fugaz que nos toca como mortales, sobre todo cuando ha vencido la frivolidad y la suficiencia del confort de unos pocos poderosos y de otros mediocres clasesmedias al costo de la miseria de muchos.

Nadie quiere escuchar de aquellos que no tienen agua potable, de quienes no tienen techo o un plato de comida, de esos niños que andan descalzos en invierno y sueñan con un día de alegría.
No, si total se van a morir... ¿para qué pensar en ellos? ¡Hagamos como si no sucediera nada! como si directamente ahora no existieran estas gentes, y sigamos con la farra, no sea cosa que se nos arruine el fin de semana.

¡Qué difícil es abrir el corazón y mirarse a los ojos sinceramente desde la profundidad del alma, para que no pase inadvertida nuestra condición natural de hermandad!

Para poder lograrlo alguna vez, tendremos que negarnos a nuestra propia egolatría. Causa de toda mezquindad y pedantería, conducente al insensible enfrentamiento.