2ª incursión:
VIAJE AL INTERIOR DEL MAHAMUDRA
Los Tres Pasos del Trayecto Trascendental - un viaje al infinito
Podría argumentarse, no categóricamente, claro está, que este camino antiquísimo del Mahamudra Tántrico (que significa el Gran Signo), procede de las altas cumbres del Himalaya, bajando desde Tíbet y Nepal para internarse en China e India, y, desde allí, derramarse por todos los continentes, pasando por oriente y medio oriente de Este a Oeste y cubriendo todo occidente de Norte a Sur, con los mensajes y enseñanzas de la sabiduría ancestral que nuestros antepasados supieron conservar y resguardar dentro de las distintas corrientes espiritualistas y en contextos como, por ejemplo, el Taoteking, el Vedanta-Advaita, el Sanatana Dharma, el Prajñá-paramitá, el Kybalión, el Atmabodha, el Bhagavad-Gita, los Evangelios de Buddha tomados de sus sermones, y otros tantos libros sagrados más de carácter universal. ¿Qué caminante no ha leído al menos uno de estos libros iniciáticos?
Decir que el Mahamudra procede de las estrellas y de otras constelaciones o de rincones inhóspitos del universo es un poco osado, aunque sea la verdad o, al menos, lo más exacto. Mahamudra, en sí, trata de la revelación de un saber sublime para beneficio de la humanidad y, especialmente, para el de todos aquellos caminantes que aspiran conocer su esencia y desentrañar su más profundo potencial.
Las auténticas raíces del Mahamudra se pierden en el tiempo. En la actualidad se lo ubica en la India en los primeros siglos del primer milenio aunque algunos lo ubican en el segundo milenio, exportándose desde allí al Tíbet. Sin embargo, miles de años antes ya había emigrado del Tíbet a la India; y esto ha sucedido reiteradas veces en un pasado aún más remoto, trasladándose de India al Tíbet y del Tíbet a la India, una y otra vez, no obstante, el punto de partida inicial se originó en Tíbet y Nepal en la prehistoria misma de la humanidad. Los orígenes de la civilización no sólo está vinculada al Mahamudra, sino que el propio Mahamudra dio origen a la humanidad.
Desde el Tao mismo o desde Dios o como quiera considerarse a la Inteligencia Suprema, el Mahamudra ha llegado hasta nuestras manos, desde las almas ascendidas que asistieron a la comunidad de los “Hijos de la Luz Refleja” en oriente o a la “Hermandad Blanca Invisible” en occidente, desde las primeras Dakinis y los primeros Yidams, pasando por Siddharta Gautama o el Buddha Sakyamuni, Manjushri, el gran Atisha, Saraha, Maitripa, Tilopa o Talika (988-1089), pasando por Naropa o Nadaprada (1016-1100), el maestro Marpa Lotsawa (1012-1097), Milarepa -Milaraspa- (1052-1135), hasta el precioso Maestro de Dagpo Gampopa o Sgampopa (1079-1153), y otros tantos. Todos ellos y muchos más han conformado parte del linaje más popular del Mahamudra. De todos modos, hay un linaje esotérico no dado a conocer popularmente puesto que se mantiene en la clandestinidad, esto es, “fuera del circuito comercial”.
Por supuesto que Cristo, Krishna, Laotse, Mahoma, y otros guías de la humanidad, también surcaron estas carreteras para poder expandir sus conciencias hasta el punto donde la expandieron. Ningún maestro de la humanidad ha dejado de entrar en las profundidades del Mahamudra y transitar su viaje infinito.
Desde su origen indiviso, el Mahamudra se bifurca en dos carreteras, una de ellas trasciende la estructura de toda dualidad al mismo tiempo que se la recorre, en cambio, la otra se posesiona en la unidad donde no existe siquiera la polaridad. De aquí derivan tres escuelas populares: la Bön, la más antigua, la Sakya (sa-skya), la Gelug (dge-lugs), aunque, también se consideran otras dos hasta sumar cinco: la Kagyu (nueva escuela), conocida como “linaje oral” y la escuela “linaje de la práctica impecable”; aun así, se consideran otras escuelas más, como, por ejemplo, la Nyingma (rnying-ma), la Jonang (jo-nang) o la Kadampa... y de aquí podrían nombrarse una decena de escuelas que se ramifican en cientos de corrientes y en miles de líneas. Existen al menos, un millón de caminos que se desprenden del Mahamudra inicial.
Por eso, para dejar las cosas en claro, nosotros aquí, en este momento, estamos ahondado el Mahamudra Porteño de Argentina, un clásico único, especial, incomparable. (Acepto críticas y aportes).
Mahamudra no conoce fronteras, no tiene patria, no es de este mundo, y, sin embargo, está en el mundo. Mahamudra no pertenece a ninguna cultura, y, sin embargo, les pertenece a todas. Mahamudra es la expresión proyectada de la conciencia, y al igual que ella, no es propia del ser humano, y, sin embargo, se encuentra a disposición de él.
Desde esta perspectiva inusual, Mahamudra no puede ser definido, aunque a él se acomodan todas las definiciones, por eso existen tantos significados al respecto. Mahamudra (es un estado de conciencia), pero también es Unión o Yug (Yoga); en sí mismo es, al mismo tiempo, una Vía (Tao), y al ser Tántrico implica un método práctico (Hatha - Tummo - Kundalini); y, en su propia esencia, Mahamudra es Neidan, Alquimia. En lo literal es un sello, un gesto, un símbolo, un signo; es lo que está detrás de los arquetipos y detrás de la existencia. En lo espiritual es lo divino, lo supremo, lo trascendental. Es la Conciencia Existencial, la Inteligencia y Sabiduría Cósmica, es Dios, Budha, Cristo, es Tao (lo menciono otra vez). Y en el ser humano, es la verdadera naturaleza esencial; es el camino, la realización y la meta, es en sí, estos tres en uno.
Habiendo dicho esto, avanzaremos a continuación por los Tres Pasos del Trayecto Trascendental que conduce al interior del Mahamudra, adentrándonos progresivamente en el sublime viaje de su infinito recorrido.
